Ambas bolsas fueron localizadas hace un par de años en la formación bautizada como The Peterborough Member de Oxford, en Inglaterra, y su análisis se publica esta semana en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS). Los científicos comprobaron que la melanina se había preservado intacta lo que fue, reconocen, una auténtica sorpresa. "Se podía estudiar con un detalle exquisito su composición", asegura John Simon, uno de los firmantes del artículo, de la Universidad de Virginia.
Simon y el japonés Shosuke Ito, ambos expertos en melanina, recibieron las muestras del geólogo británico Phillip Wilby y, a su vez, contactaron con otros investigadores de Estados Unidos e India para que utilizaran las técnicas químicas más modernas en el análisis de la tinta. Querían comprobar que, efectivamente, ésta se preservaba en buenas condiciones.
Una vez determinada su composición, los investigadores la compararon con la tinta de un calamar 'Sepia officinalise', típico del Mediterráneo, el mar del Norte y el Báltico y, por tanto, habitual en la dieta europea. "Eran idénticas. Lo que prueba que esa pigmentación no había evolucionado en 160 millones de años", argumenta Simon.
De hecho, no les resultó nada fácil aislar este elemento de la tinta, sobre todo porque hay muchas bacterias y minerales que adoptan morfologías muy similares. Tuvieron que recurrir a espectrocopía, escáneres con microscopios electrónicos, procesos de oxidación, resonancias y otras complejas técnicas para determinar la compoisicón química exacta de las bolsas. "Los paleontólogos no solemos recurrir a todas estos métodos, así que este trabajo tiene una gran solidez", asegura Simon, en un comunicado de su Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario