La laringe y las cuerdas vocales pueden vibrar más o menos dependiendo de la constitución de cada persona, pero también de su edad. Por otra parte, la denominada "huella vocal" está determinada por la forma del tracto laríngeo superior, que varía de un individuo a otro, por lo que la resonancia de la voz también varía. El primer grito de un bebé, según los expertos, tiene una tonalidad media entre 440 y 500 Hz (muy aguda). A los siete años de edad, la frecuencia de la voz se ha reducido en 200 Hz, yronda los 295 Hz para las niñas y los 268 Hz para los niños. Al alcanzar la pubertad, la testosterona masculina hace que la masa muscular vocal aumente, las paredes de la laringe se engruesen, crezcan los cartílagos laríngeos, se alarguen las cuerdas vocales y la voz de los varones se vuelva más grave. El tono de voz en los chicos disminuye aproximadamente una octava. La voz de las adolescentes femeninas también cambia debido a la acción de los estrógenos sobre las cuerdas vocales. Además, se producen frecuentes “gallos” por adaptación a la nueva modulación.
En la senectud, disminuye la testosterona en los hombres y la voz se vuelve a agudizar. En las mujeres, por el contrario, se vuelve ligeramente más grave por los estrógenos. Además, las cuerdas vocales pierden elasticidad y fibras de colágeno.
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