La tendencia a imitar lo que hacen los demás no es exclusiva de los adultos humanos. Desde bien pequeños, los niños también optan por seguir a la mayoría, según ha comprobado una investigación publicada en 'Current Biology'.
Además, los investigadores del Instituto Max Planck que firman este estudio han detectado que los chimpancés se comportan de una forma parecida. Los orangutanes, sin embargo, otros primates muy cercanos al hombre, son más independientes y menos influenciables a la hora de dejarse guiar por las decisiones de los demás.
Tras realizar tres experimentos, los científicos comprobaron que los niños de dos años de edad son más propensos a imitar una acción que han visto realizar a tres pequeños de su entorno, que si esa acción ha sido realizada por un solo niño y repetida varias veces. Lo mismo ocurre con los chimpancés.
A pesar de que la idea de que a tan temprana edad ya se muestren tan influenciables no parece algo positivo, los autores de este artículo destacan que imitar lo que hace la mayoría tiene sus ventajas desde un punto de vista evolutivo. Afirma Haun que la tendencia a adquirir los comportamientos de la mayoría ha sido clave para transmitir estrategias de comportamiento relativamente seguras y productivas.
La transmisión cultural, subrayan los autores, es un componente clave de la evolución humana. Los científicos creen que los chimpancés ('Pan troglodytes') y los orangutanes ('Pongo pygmaeus'), dos de las especies más próximas al hombre ('Homo sapiens'), también comparten sus costumbres generación tras generación,, aunque se desconocía hasta qué punto esta transmisión se parece a la de los humanos. La tendencia a comportarse de la misma forma que lo hace la mayoría no había sido demostrada en primates hasta ahora.
chimpancés ('Pan troglodytes') se encontraban en el santuario Tchimpounga de República del Congo mientras que los orangutanes de Borneo ('Pongo pygmaeus') viven en el centro de Kalimantan, en Indonesia.
El equipo de Haun preparó cajas con tres agujeros, cada uno de un color diferente, para cada grupo (niños, chimpancés y orangutanes). Cada vez que se introducía una pelota en uno de los orificios, la caja entregaba una recompensa (cacahuetes para los monos y orangutanes, y pepitas de chocolate para los niños). Ninguno de los participantes en los experimentos había estado en contacto antes con estas cajas.
Primero, los niños, los chimpancés y los orangutanes pudieron ver cómo varios de sus compañeros manipulaban la caja. Estos compañeros habían sido entrenados anteriormente por los investigadores para asegurarse de que elegirían un color en concreto mientras el resto de los sujetos del experimento les observaban. Posteriormente, fueron ellos los que tuvieron que acercarse a la caja.
Los investigadores comprobaron que la mayoría de los niños y los chimpancés elegían el color por el que habían optado sus compañeros.
Los orangutanes, sin embargo, introdujeron la pelota indistintamente en todos los agujeros. El estudio señala que la diferente estructura social de estos primates (cuyo aprendizaje se centra en las enseñanzas de su madre) podría explicar por qué no imitaban el comportamiento de sus compañeros, como hacían los chimpancés o los niños.
Además, los investigadores del Instituto Max Planck que firman este estudio han detectado que los chimpancés se comportan de una forma parecida. Los orangutanes, sin embargo, otros primates muy cercanos al hombre, son más independientes y menos influenciables a la hora de dejarse guiar por las decisiones de los demás.
Tras realizar tres experimentos, los científicos comprobaron que los niños de dos años de edad son más propensos a imitar una acción que han visto realizar a tres pequeños de su entorno, que si esa acción ha sido realizada por un solo niño y repetida varias veces. Lo mismo ocurre con los chimpancés.
Aprendizaje social
Los autores del estudio, liderados por Daniel Haun, creen que el hallazgo muestra que humanos y chimpancés comparten estrategias para el aprendizaje social. "Creo que poca gente esperaba que los niños de dos años estén ya influenciados por la mayoría", señala Haun, que aconseja a padres y profesores que presten atención a las dinámicas de estas interacciones entre niños.A pesar de que la idea de que a tan temprana edad ya se muestren tan influenciables no parece algo positivo, los autores de este artículo destacan que imitar lo que hace la mayoría tiene sus ventajas desde un punto de vista evolutivo. Afirma Haun que la tendencia a adquirir los comportamientos de la mayoría ha sido clave para transmitir estrategias de comportamiento relativamente seguras y productivas.
La transmisión cultural, subrayan los autores, es un componente clave de la evolución humana. Los científicos creen que los chimpancés ('Pan troglodytes') y los orangutanes ('Pongo pygmaeus'), dos de las especies más próximas al hombre ('Homo sapiens'), también comparten sus costumbres generación tras generación,, aunque se desconocía hasta qué punto esta transmisión se parece a la de los humanos. La tendencia a comportarse de la misma forma que lo hace la mayoría no había sido demostrada en primates hasta ahora.
La estrategia dominante
Anteriores estudios, recuerdan los investigadores, mostraron que algunos primates que habían observado dos maneras de abrir una fruta artificial optaban preferentemente por la estrategia dominante en su grupo. Sin embargo, en estos estudios, el comportamiento de la mayoría fue también muy probablemente el primero que habían observado y el que más veces se había repetido en el grupo. De modo que se desconocía si habían elegido esa alternativa porque lo habían visto primero, con más frecuencia o porque era la que escogía la mayoría.El estudio se llevó a cabo con niños y niñas de dos años de edad. Los pequeños fueron reclutados en guarderías de Leipzig (Alemania) y pertenecían a familias con diferentes niveles de ingresos. Los
El equipo de Haun preparó cajas con tres agujeros, cada uno de un color diferente, para cada grupo (niños, chimpancés y orangutanes). Cada vez que se introducía una pelota en uno de los orificios, la caja entregaba una recompensa (cacahuetes para los monos y orangutanes, y pepitas de chocolate para los niños). Ninguno de los participantes en los experimentos había estado en contacto antes con estas cajas.
Primero, los niños, los chimpancés y los orangutanes pudieron ver cómo varios de sus compañeros manipulaban la caja. Estos compañeros habían sido entrenados anteriormente por los investigadores para asegurarse de que elegirían un color en concreto mientras el resto de los sujetos del experimento les observaban. Posteriormente, fueron ellos los que tuvieron que acercarse a la caja.
Los investigadores comprobaron que la mayoría de los niños y los chimpancés elegían el color por el que habían optado sus compañeros.
Los orangutanes, sin embargo, introdujeron la pelota indistintamente en todos los agujeros. El estudio señala que la diferente estructura social de estos primates (cuyo aprendizaje se centra en las enseñanzas de su madre) podría explicar por qué no imitaban el comportamiento de sus compañeros, como hacían los chimpancés o los niños.
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