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lunes, 23 de enero de 2012

Las claves del trasplante de médula

La actividad en España de DKMS, la organización alemana a la que la Organización Nacional de Trasplantes acusa por intentar boicotear el modelo nacional de donaciones, ha despertado muchas dudas sobre qué es el trasplante de médula, para qué se utiliza y en qué casos está indicado. Desde ELMUNDO.es le damos las claves para entender en qué consiste todo el proceso:

    ¿Qué es la leucemia? Se trata de una forma de cáncer que afecta a las células de la sangre. Se produce cuando estas células crecen de manera descontrolada y anómala, de forma que pueden llegar a invadir la médula ósea -lo que impide la producción de las restantes células normales- y alcanzar la sangre periférica y otros órganos. Cada año, afecta a alrededor de 5.000 personas en España.
     ¿Qué tipos existen? Las leucemias pueden dividirse en función de su velocidad de progresión (agudas o crónicas), del tipo de célula de la sangre que se vea afectada (mieloides o linfoides dependiendo del tipo de glóbulo blanco que está alterado) o de la edad a la que se producen (infantiles o de adultos). ¿Cómo se trata? Los tratamientos varían en función del tipo de leucemia, la gravedad de la enfermedad y el estado del paciente, entre otros factores. En general, la quimioterapia es el tratamiento más utilizado, aunque también se emplean otras técnicas, como la radioterapia, determinados tratamientos biológicos o el trasplante de médula ósea. En general, la opción del trasplante se valora cuando los tratamientos previos han fallado o cuando, por el perfil del paciente, se sabe que los otros tratamientos no van a tener éxito. ¿En qué consiste el trasplante de médula ósea? Lo que básicamente persigue el trasplante es reemplazar la médula ósea del enfermo, que 'crea' células hematopoyéticas malignas, por una médula sana. Para ello, en primer lugar se somete al paciente a un régimen de quimioterapia o bien de radio-quimioterapia y luego se procede a la transfusión de las células sanas. En teoría, la nueva médula puede proceder del propio paciente (trasplante autólogo) o de un donante (alogénico). Sin embargo, tal y como explica Montserrat Rovira, vocal primera de la Sociedad Española de Hematología, "en el caso de las leucemias no suelen emplearse células del propio paciente" ya que contienen 'información errónea' y "la enfermedad volvería a proliferar". ¿Cómo se busca un donante? A la hora de buscar una nueva médula, lo primero es intentar localizar donantes idóneos dentro de la propia familia; en primer lugar, entre los hermanos. Lo que se busca es una compatibilidad del sistema HLA (cada persona tiene un conjunto distinto de proteínas, llamadas antígenos del grupo leucocitario humano A (HLA) en la superficie de las células) y, por herencia genética, es más fácil que un hermano sea 100% compatible. Con todo, no es fácil dar con esa idoneidad. Según señala José María Fernández-Rañada, jefe del servicio de Hematología del Hospital Universitario Quirón de Madrid, "sólo en aproximadamente el 30% de los casos el paciente dispone de un hermano HLA compatible". A partir de ahí, hay que empezar a buscar a través del Registro de donantes de médula ósea (REDMO). ¿Cómo funciona el REDMO? Actualmente, el REDMO cuenta con más de 80.000 donantes de médula ósea. Además, está interconectado con la red internacional, por lo que tiene acceso a los más de 19 millones de donantes de médula ósea voluntarios en todo el mundo. "No sirve de nada acudir al extranjero en busca de tratamiento porque, aunque los donantes españoles todavía sean pocos, la realidad es que desde aquí tienes las mismas opciones que desde Francia o Alemania", señala Rovira. Fernández-Rañada señala que "dada la magnitud de donantes disponibles, es posible encontrar una fuente de progenitores hematopoyéticos idónea para un número elevado de pacientes". Según datos del REDMO, desde su creación en 1991, a través de este sistema, se ha encontrado un donante compatible para más de 3.500 pacientes. Sin embargo, Rovira, advierte que el sistema HLA es muy diverso, por lo que no siempre es fácil encontrar un perfil idóneo y es necesario seguir fomentando las donaciones para que menos personas se queden sin encontrar donante.  ¿Sirve una compatibilidad HLA que no sea completa? Las posibilidades de que el cuerpo del paciente acepte las células madre procedentes de la médula ósea del donante depende básicamente de la compatibilidad del sistema HLA y, por tanto, siempre se busca que exista una coincidencia al 100%. "Esto es porque, con una menor compatibilidad, por ejemplo del 50%, las posibilidades de éxito son muy reducidas. Las complicaciones que va a tener el receptor a causa del trasplante son inasumibles y, por tanto, en nuestro país no se indica el trasplante cuando no hay esa compatibilidad", señala Rovira. ¿Hay otras opciones? Hasta hace relativamente poco tiempo, en estas intervenciones sólo se utilizaban progenitores hematopoyéticos procedentes de la médula ósea. Sin embargo, en la actualidad también se utilizan otras fuentes, como la sangre del cordón umbilical. "En este caso, la exigencia de compatibilidad no es tan alta y es más fácil encontrar un donante", indica Rovira. El problema, continúa, radica en que la cantidad de células que contiene un cordón es limitada y no siempre es suficiente para el tratamiento de un adulto. A través del REDMO también puede accederse tanto a las más de 50.000 unidades de sangre de cordón almacenadas en nuestro país (uno de los punteros en esta línea), como a las más de 400.000 muestras que existen a nivel internacional. ¿Qué pasa si el donante se encuentra fuera de nuestras fronteras? Por la interconexión entre los registros, a menudo, si se localiza un perfil compatible, este se encuentra en el extranjero. En estos casos, Sanidad paga los costes derivados de la extracción, preservación y envío al organismo responsable de la donación. Según datos de la ONT, cada país tiene sus tarifas, si bien es la entidad alemana DKMS quien tiene establecidos "precios más caros", tal y como asegura el coordinador de la ONT, Rafael Matesanz. Según sus palabras, el coste en España ronda los 8.500 euros, si bien es cierto que este importe puede variar en función de las tarifas que tiene fijadas el país del destino. Estos cambios, afirma Matesanz, pretenden establecer cierta equidad en los intercambios.

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