El rebaño de George River recorre la gran tundra de Quebec y Labrador.
Las cifras hablan por sí solas. En la actualidad, se calcula que quedan unos 74.000 ejemplares, frente a los 385.000 que se contabilizaron en el anterior censo, elaborado en 2001. Un declive espectacular si se tiene en cuenta que este rebaño llegó a tener entre 800.000 y 900.000 cabezas hace sólo un par de décadas, lo que supone un descenso del 92% en su población.
Los renos del rebaño de George River recorren la gran tundra de Quebec y Labrador, al este de Canadá, una zona de inmensos bosques de abetos y coníferas, ríos y lagos. Los indígenas locales atribuyen la pérdida de caribúes a la proliferación de grandes proyectos industriales, que están transformando el paisaje.
Actividades industriales
Según denuncian, la tala de árboles, la construcción de nuevas carreteras, la explotación de minas y la inundación de grandes áreas para construir centrales hidroeléctricas está amenazando la supervivencia de los renos.Las autoridades canadienses han comenzado a tomar algunas medidas para intentar reducir la alarmante pérdida de renos, como retrasar la temporada de caza del caribú. Sin embargo, Survival International considera "que la medida más efectiva que debería ponerse en marcha pasa por poner freno a la expansión de proyectos industriales invasivos en la zona, cuyo impacto está ocasionando pérdidas en el número de renos y, en consecuencia, sobre el sustento del que dependen las comunidades locales".
La tierra de los innus
La migración de estos renos se produce cada primavera y otoño. En estas épocas, grandes manadas recorren las tierras de los innus, un pueblo que ha vivido aquí desde hace cientos de años. Según recuerda Survival International, hasta la segunda mitad del s. XX vivían como cazadores nómadas.Los ríos permanecen helados durante buena parte del año así que solían desplazarse en pequeños grupos, utilizando trineos o raquetas de nieve. Con el deshielo viajaban en canoa hacia lagos interiores o a zonas costeras para pescar y comerciar.
La vida de este pueblo ha cambiado con el paso de los años. El Gobierno canadiense les obligó a asentarse y en la actualidad la mayoría de ellos vive en comunidades. Aunque muchos siguen dedicándose a la pesca y a la caza, también se dedican a otras actividades.
Sus presas habituales son el oso, la nutria y el puerco espín, pero su principal fuente de subsistencia es el caribú, del que obtienen alimento, ropa y herramientas.
Según Survival, el Gobierno canadiense ha entregado algunas de las tierras de los innus en forma de concesiones mineras y ha autorizado en otras la construcción de centrales hidroeléctricas. Por ello, la organización trabaja para intentar que las autoridades se replanteen su política en las negociaciones con los innus y otros grupos que intentan conservar su forma de vida tradicional.
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